El denominado Diario de Ana Frank es el punto más sensible de lo que constituye una auténtica “industria de la lástima”, que gira en torno del mito del “holocausto”. El contraste de la imagen inocente e infantil de la protagonista, frente a sus intrínsecamente perversos captores, ha convertido a esta obra no sólo en un best-seller mundial (con innumerables ediciones, traducciones, teatralizaciones y adaptaciones cinematográficas), sino además en otro muro de los lamentos, donde toda refutación sobre la veracidad del “holocausto” es respondida con una bien estudiada campaña de histeria y sensiblería.
El historiador
británico de renombre mundial, David Irving (hoy detenido por negar el
holocausto), el ex profesor de la Universidad de Lyon (Francia) Robert
Faurisson, y el estudioso austriaco nacionalizado sueco, Ditlieb
Felderer, han demostrado públicamente hasta el cansancio la falsedad de
los pretendidos manuscritos que se atribuyen a una niña judía llamada
Ana Frank, fallecida por una epidemia de tifus en 1945 en el campo de
Bergen Belsen.
Según se dice, el
comerciante judío Otto Frank de la ciudad de Frankfurt (Alemania), huyó
junto a su familia en 1933 a la ciudad holandesa de Ámsterdam, debido a
la llegada de Hitler al poder. Cuando durante la II Guerra Mundial los
alemanes ocupan Holanda, los Frank deciden refugiarse en un escondite
para salvarse de la “persecución nazi”. En 1944, toda la familia es
arrestada y deportada por la Gestapo, siendo el único “sobreviviente”
Otto Frank, quien fue enviado a Auschwitz, donde en vez de ser
“gaseado”, es hospitalizado a causa de una enfermedad. Terminada la
guerra, Frank retorna a Ámsterdam donde le entregan los originales del
Diario y publica su primer edición holandesa en 1947.
En la presente
nota, pondremos a consideración del lector los principales argumentos y
dudas que existen acerca de la autenticidad y veracidad de lo contenido
en dicho Diario. Es importante señalar que el mismo siempre ha sido
empleado como el más eficaz golpe bajo de la propaganda sionista contra
el Nacionalsocialismo alemán y la actual “Humillada Alemania”.
PRUEBAS Y FUNDAMENTOS
En un artículo del investigador Enrique Aynat Eknes, publicado en la revista española Revisión, encontramos los principales argumentos que aquí citaremos. Destaquemos que este trabajo de Eknes tiene como base el excelente libro de Dietleb Felderer titulado “Anne Frank’s Diary, a Hoax” (“El Diario de Ana Frank, una mentira”). Nos detendremos en primer lugar en análisis externos del manuscrito, para luego introducirnos en el texto propiamente dicho.
En un artículo del investigador Enrique Aynat Eknes, publicado en la revista española Revisión, encontramos los principales argumentos que aquí citaremos. Destaquemos que este trabajo de Eknes tiene como base el excelente libro de Dietleb Felderer titulado “Anne Frank’s Diary, a Hoax” (“El Diario de Ana Frank, una mentira”). Nos detendremos en primer lugar en análisis externos del manuscrito, para luego introducirnos en el texto propiamente dicho.
Ante todo, se
debe saber que el estudio que un historiador hace de un documento, como
puede ser un diario personal, se realiza con mucho detenimiento, con una
pormenorizada descripción de sus características externas tales como
tamaño, tipo de papel, cantidad de hojas, cantidad de páginas escritas,
espacios en blanco, elemento de escritura, encuadernación y múltiples
detalles más. Todo ello permite verificar — entre otras cosas –, si
realmente fue redactado en el tiempo y lugar que se le atribuyen, y no
caer ingenuamente en un fraude. Este minucioso trabajo, verdaderamente
científico, es lo que nadie, hasta la llegada de los revisionistas,
había efectuado con los documentos vinculados a los hechos de la Segunda
Guerra Mundial.
Anheléis
Marie Frank nació en 1929 en Frankfurt, Alemania y muere a causa de una
epidemia de tifus a los 12 años en el campo de Bergen Belsenen en el
año 1945.
Respecto del llamado Diario de Ana Frank es necesario saber que:
1.-Con
significativa obstinación, Otto Frank (fallecido en 1980), siempre se
negó a que el manuscrito fuera sometido a un análisis exhaustivo a los
efectos de verificar su autenticidad.
2.-En 1980, a
consecuencia de un juicio contra Ernst Roemer — un jubilado de setenta y
seis años que se atrevió a negar la autenticidad del Diario –, la Caja
Alemana de Defensa Legal logró a pedido del Dr. Rieger que el
Departamento Criminal Federal sometiera a análisis los textos y constató
que parte de los mismos habían sido escritos con bolígrafo, invento
introducido en 1951, es decir, cuanto menos siete años después de la
muerte de Ana Frank.
Minna Becker
Minna Becker
3.-Sin embargo,
ya veinte años antes, en 1960, la perito calígrafa Minna Becker había
dictaminado judicialmente que todos los textos manuscritos del Diario
provenían de una sola caligrafía. Por lo tanto, quien hizo el manuscrito
puso los agregados con bolígrafo… lo que en términos claros significa
que ANA FRANK NO FUE LA AUTORA DEL DIARIO.
4.-Una de las
pruebas presentadas por David Irving, fue el contraste entre dos
documentos, uno conteniendo la caligrafía auténtica de Ana Frank,
correspondiente a las cartas enviadas por ella en esa misma época, y
otro con las anotaciones del Diario, cuya caligrafía que no se
corresponde en absoluto con el de la niña de trece años.
5.-Un folleto de
la “Fundación Ana Frank de Amsterdam”, afirma que los amigos holandeses
de la familia hallaron un cuaderno de ejercicios con tapas de cartón y
de pequeño tamaño. El diario sueco Expressen del 10 de octubre de 1976,
publica una fotografía de Otto Frank sosteniendo un volumen considerable
que en nada se parece al cuaderno mencionado. El historiador Felderer:
Con relación al texto en sí mismo, éste es un mar de contradicciones.
6.-Resulta poco creíble que en un estrecho refugio, en el que permanecieron durante casi dos años, ninguna de las ocho personas que se encontraban en él supieran que Ana Frank redactaba un diario durante ese lapso (junio 1942 – agosto 1944). El padre dice que se entera después de retornar de Auschwitz.
7.-La necesidad
de silencio en el refugio, para no llamar la atención y evitar ser
capturados (23/03/1943), se contrasta con las descripciones de las
“riñas terroríficas” (02/09/1942), “peleas escandalosas”, “gritos y
alaridos, golpes e insultos que habría ni que imaginarlos” (29/10/1943),
así como las prácticas de danza de Ana cada noche (12/01/1944).
8.-Es curioso,
según el Diario, que los Frank para escapar a la persecución hayan
elegido las mismas oficinas y el mismo almacén de Otto Frank para
esconderse (09/07/1942).
9.-También es
contradictorio cuando dice que Lewin, “un pequeño judío químico y
farmacéutico, trabaja para el Sr. Kraler en la cocina” (01/10/1942).
¿Cómo?, ¿Un judío trabajando pacíficamente cuando se pretende que los
judíos sufren una brutal persecución por parte de las autoridades?…
10.-Son
reveladoras, nos dice E. Aynat, las tendencias sexuales de esta niña de
¡trece años!: “Recuerdo que cuando he dormido con una amiga, he sentido
el fuerte deseo de besarla… No he podido dejar de ser terriblemente
inquisitiva sobre su cuerpo… Le pregunté, si como prueba de nuestra
amistad, podíamos acariciarnos mutuamente los senos, pero rehusó. Llego
al éxtasis cada vez que veo la figura desnuda de una mujer, como una
Venus, por ejemplo. Me afecta de tal modo que me es difícil impedir que
me caigan las lágrimas. ¡Si por lo menos tuviera una amiga!”
(05/01/1944) En fin, ¿un poco de pornografía para una mejor venta?… ¿Es
éste el lenguaje y las inquietudes de una niña de trece años?… ¿Es ésta
una niña sana?…
11.-Según una
entrevista a Otto Frank en 1956, las persianas siempre estuvieron bajas y
las ventanas nunca se abrieron, pero Ana afirma que mirar el cielo “es
mejor que las píldoras Valeria y el bromo” (15/06/1944) contra la
ansiedad y la depresión.
Este volante se da a los visitantes en la casa de Anne en Amsterdam.
12.-Finalmente,
queda en evidencia el objetivo de este Diario: su germanofobia
manifiesta: “Serán permitidas todas las lenguas civilizadas, excepto el
alemán”(17/11/1942). “Los alemanes son las bestias más crueles que han
pisado la faz de la tierra” (19/11/1942).
Esto no ha
impedido que las autoridades “alemanas” de posguerra hayan introducido
el Diario como libro de lectura obligatoria en las escuelas, para
auto-denigración de las nuevas generaciones. El Instituto de
Revisionismo Histórico de los Estados Unidos (IHR), ofreció nuevamente
U.S. $ 25,000.00 de recompensa a quien pruebe que el Diario de Ana Frank
fue escrito por ella. Ni la propia fundación constituida sobre este
fraude literario se animó a reclamar tan generosa oferta.
EL CASO DE ANA FRANKEl
mito, ¿o tendríamos que decir el timo de Anne Frank?, es probablemente
ambas cosas a la vez, a raíz de las investigaciones que hemos podido
resumir al respecto. Conocida en el mundo entero por su famoso Diario,
Anne Frank es sin duda la “víctima del Holocausto” más celebrada. En lo
que se refiere a su impacto en el público -afirma el “caza nazis” judío
Simón Wiesenthal-, el Diario de Anne Frank es “más importante que los
juicios de Nüremberg” ( The Washington Post, 1 de Abril de 1979, pág.
H3) (1).
Organizaciones de
influencia y la mayoría de los medios de comunicación occidentales,
promueven un culto casi religioso por Anne Frank. El mensual británico
History Today (edición de Marzo de 1995), afirma que “El impacto del
‘Diario’ ha sido inmenso, especialmente en las jóvenes generaciones,
niños de colegio, adolescentes y estudiantes. En Alemania desarrollaron
una especie de culto a Anne Frank en los años cincuenta similar a los
movimientos despertados por Santa Teresa y Santa Bernadette. En 1957, la
emoción de masas fue canalizada en un peregrinar de dos mil jóvenes,
desde Hamburg a Bergen-Belsen, incluso lloviendo, durante la ceremonia
en la que se depositaron flores en las fosas comunes, en una de las
cuales fue enterrada Anne Frank” (2). Pero lo cierto es que el caso de
Anne Frank no es diferente al de muchos otros judíos sujetos a la
política de medidas antisemitas en tiempo de guerra llevadas a cabo por
las potencias del Eje, no en menor medida justificada por la declaración
de guerra que la nación judía realizó contra Alemania ya en 1933, es
decir seis años antes de iniciarse el conflicto bélico (3).
Como parte del
programa de evacuación de los judíos de Europa occidental, la niña de 14
años y otros miembros de su familia fueron trasladados por tren de
Holanda al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau (actualmente en el sur
de Polonia). Varias semanas más tarde, ante el avance del ejército
soviético -junto a otros muchos deportados judíos- fue evacuada en
ferrocarril de Auschwitz más de 400 kms. dirección occidente, al campo
de Bergen-Belsen en Alemania del Norte.
Fue allí donde junto a otros compañeros del campo, Anne cayó enferma de tifus, enfermedad de la que murió a mediados de Marzo de 1945. No fue ejecutada ni asesinada. Anne Frank pereció -al igual que millones de no judíos en Europa durante los meses finales del conflicto-, como otra víctima indirecta de la guerra más devastadora. Su padre, Otto Frank, cayó igualmente enfermo de tifus y fue transferido por los alemanes a la enfermería del campo de Auschwitz, donde se recuperó.
¿SI LOS ESTABAN EXTERMINANDO COMO ES QUE LES DEDICABAN ENFERMERÍAS Y LOS CAMBIABAN DE HOSPITAL EN HOSPITAL?
Finalmente formó
parte de los miles de judíos que débiles o enfermos quedaron allí al
abandonar los alemanes el campo, cuando en Enero de 1945 los soviéticos
arrollaron el mismo. Otto Frank murió en Suiza en Agosto de 1980. Pero
si la política alemana hubiera sido realmente la de asesinar a Anne
Frank y a su padre, nunca hubieran sobrevivido a Auschwitz. Su caso,
todo lo trágico que se pueda considerar, no merece ser falseado por
intereses políticos y económicos.
La opinión de Churchil
La primera
víctima de la guerra fue la verdad, cuya tergiversación era utilizada
como arma de guerra psicológica. “No sé cuánto tiempo más podremos
mantener que los alemanes están matando judíos en cámaras de gas. Es una
mentira grotesca, como la de que los alemanes en la I Guerra Mundial
fabricaban mantequilla con los cadáveres de sus enemigos”… “Se trata de
una mentira que puede poner en peligro nuestra propaganda”. Esta fue la
respuesta del jefe de la propaganda británica a Winston Churchill,
desaconsejándole firmar dicha acusación contra Alemania, propuesta por
el P.W.E. (Political Warfare Executive), departamento inglés responsable
de la “guerra psicológica”. La idea fue recogida inicialmente según los
rumores propagados por polacos y judíos en agosto de 1942. “El ‘Foreign
Office’ enseguida se dio cuenta de que se trataba de una mentira, pues
los polacos y los judíos siempre estaban mintiendo para predisponer a
Inglaterra contra Alemania” (4). No obstante el P.W.E. decidió utilizar y
ampliar estas historias como base en la guerra propagandística contra
los alemanes. Es dentro de este contexto de “guerra psicológica” y de
“propaganda de atrocidades” en el que hay que enmarcar la historia de
Anne Frank.
Pero no
únicamente. Como bien indica Felderer (5) en su momento no sólo ha
servido para denigrar a Hitler y la Alemania nacionalsocialista, también
se ha demostrado útil a la causa de los israelíes en Medio Oriente,
otorgándoles la sensación de que sus pretensiones sobre Palestina eran
legítimas. Anne era el símbolo de los niños judíos perseguidos. Harwood
añade que con ésta y otras historias similares, se ha pretendido
acobardar todo nacionalismo (6), a partir de ese momento siempre
sospechoso de criminal, en favor de un internacionalismo útil a las
pretensiones de las Altas Finanzas de un gobierno mundial.
¿QUIÉN FUE EL AUTOR DEL “DIARIO”?
Pero… ¿Quién escribió el Diario de Ana Frank?
Se dice que “inicialmente, la publicación del Diario fue rechazada por numerosos editores”. Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París — la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947 –, se han hecho más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos, muchos de ellos a la fuerza, amén de una hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y televisión. Pretende ser el verdadero diario íntimo de una niña judía de Ámsterdam, de 12 años de edad, escrito durante la ocupación alemana, mientras permanecía escondida con su familia en los fondos de una casa; posteriormente fueron arrestados (4 de agosto de 1944) y trasladados a campos de concentración, donde Ana Frank falleció a los 14 años de edad, en marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en la zona. Señalemos aquí que la detención de los Frank la llevó a cabo la policía holandesa (Policía Verde) y que Ana Frank fue trasladada primeramente al campo de tránsito para deportados judíos de Westerbork (Holanda), posteriormente, el 2 de septiembre de 1944, al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau y en diciembre del mismo año a Bergen-Belsen, donde el fin de la guerra y el caos inherente producido por los bombardeos aliados sobre ciudades y los medios de comunicación y avituallamiento llevarían al hambre y el tifus.
Pero… ¿Quién escribió el Diario de Ana Frank?
Se dice que “inicialmente, la publicación del Diario fue rechazada por numerosos editores”. Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París — la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947 –, se han hecho más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos, muchos de ellos a la fuerza, amén de una hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y televisión. Pretende ser el verdadero diario íntimo de una niña judía de Ámsterdam, de 12 años de edad, escrito durante la ocupación alemana, mientras permanecía escondida con su familia en los fondos de una casa; posteriormente fueron arrestados (4 de agosto de 1944) y trasladados a campos de concentración, donde Ana Frank falleció a los 14 años de edad, en marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en la zona. Señalemos aquí que la detención de los Frank la llevó a cabo la policía holandesa (Policía Verde) y que Ana Frank fue trasladada primeramente al campo de tránsito para deportados judíos de Westerbork (Holanda), posteriormente, el 2 de septiembre de 1944, al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau y en diciembre del mismo año a Bergen-Belsen, donde el fin de la guerra y el caos inherente producido por los bombardeos aliados sobre ciudades y los medios de comunicación y avituallamiento llevarían al hambre y el tifus.
(Táctica muy
empleada por los aliados y que consiste en generar un sitio a la usanza
de las antiguas guerras en que se rodeaban la ciudadelas, no permitiendo
que nadie entre y nadie salga, impidiendo incluso la entrada de ayuda
humanitaria, para lo que se destruyen primeramente los caminos de
acceso, puentes, aeródromos, aeropuertos etc. Recordemos como lo
hicieron los estadounidenses en las primeras semanas de la invasión a
Irak.)
Es decir que fue
paseada por toda Europa… Según Otto Frank, el “Diario” fue encontrado
por casualidad, por él mismo, escondido en una cavidad que, casualmente,
se hallaba entre una viga y el techo del lugar donde habían estado
recluidos, antes de caer en poder de los alemanes. Ese encuentro
fortuito ocurrió, según Otto Frank, bastante después de finalizada la
guerra, en 1952, si bien esta fecha no coincide con la de publicación de
las primeras ediciones (1947). Para Wolfgang Benz el diario fue hallado
por Miep Gies, una vecina de los Frank en las Prinsengracht 263 de
Amsterdam, el mismo 04/08/1944, día de la detención.
Se dice que Ana
Frank escribió su diario a escondidas. Así lo afirma en su prólogo
George Stevens, quien afirma no sólo que el diario era pequeño, sino
también “que del pequeño diario sólo Ana tenía conocimiento”. Aquí surge
un problema, ¿cómo es que un libro que, según las ediciones, tiene unas
230, 240 ó 290 páginas, puede ser incluido en un diario pequeño que
podía ser escondido detrás de unas libretas de apuntes del colegio? A
pesar de hallarse en un desván relativamente pequeño, ninguno de los
acompañantes la vio escribir, lo cual no deja de ser difícil, teniendo
en cuenta que se trataba de un escrito voluminoso. Otros autores no
coinciden sobre este punto. Según el historiador catalán Joaquín
Bochaca, que una niña de doce años escriba, en la segunda página de su
diario, un ensayo filosófico sobre las razones ontológicas que la
impulsan a hacerlo; así como que una niña de tan corta edad sea capaz de
redactar una historia de la familia Frank, sin notas a la vista; que
confinada en una buhardilla esté al corriente de la legislación y las
medidas antisemitas de los “nazis”, incluyendo fechas, números de
decretos y nombres propios; supone un caso impar en la historia de la
literatura universal. El mismo autor hace notar que las ediciones
inglesa y alemana del “Diario” difieren tan fundamentalmente, que las
diferencias no pueden ser atribuidas, racionalmente, a criterios de
traductor.
“La verdad sobre
el diario de Ana Frank fue revelada, inicialmente, por la publicación
sueca “Fria Ord”, en 1959, en una serie de artículos diarios aparecidos
en marzo de 1959. El 15 abril de aquel mismo año, la revista americana
“Economic Council Letter” resumió los artículos de su colega sueco, con
la siguiente gacetilla: “La historia nos proporciona muchos ejemplos de
mitos que tienen una vida más rica y más larga que la verdad, y que, sin
duda, pueden llegar a ser más efectivos que la verdad”. Nuestras dudas
aumentan cuando leemos en el “New York Times” del 2 de octubre de 1955,
que en el diario de Ana Frank “sólo figuraban aproximadamente 150
inscripciones” donde se consignaban “cronológicamente las sensaciones e
impresiones de una adolescente” (“mamita me trata a veces como un bebé,
lo que no puedo soportar”) y “adicionalmente muy pocas que no podrían
considerarse como pertenecientes a esa categoría” (“temo mucho que nos
descubran y que seamos fusilados”).
No obstante ello,
continúa Richard Harwood, el “Diario” publicado consta de 293 páginas y
su texto no concuerda con la relación, que acabamos de citar, entre
numerosas inscripciones propias de una adolescente y “muy pocas” de
mayor o menor referencia política. De hecho, no sólo las observaciones
de carácter político del diario, sino su contenido general y su estilo,
presuponen un conocimiento de interrelaciones históricas, juicio y arte
de la expresión poco comunes incluso entre adultos. La edición
“original” del “Diario” nunca fue publicada, puesto que el padre, Otto
Frank, decidió expurgar el mismo de fragmentos escabrosos de una
adolescente o de críticas a la madre de Ana. Más tarde éste debió
admitir que además de la escritora judía Anneliese Schütz e Isa Cauven
“para colmar algunas lagunas en el diario debió requerir los servicios
del periodista holandés Albert Cauven”. Incluso el poco sospechoso
semanario “Der Spiegel”, instrumento principal en la “reeducación” del
pueblo alemán, debía admitir que “el ‘Diario’ en su conjunto no es
auténtico”. Para el Spiegel queda claro que “aquello que ha hecho
emocionar al mundo, no proviene enteramente de la mano de Ana Frank”.
“En la edición el ‘Diario’ ha sido transformado por numerosas
manipulaciones…”. La investigación oficial llevada a cabo por la Dra.
Hübner deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 177 capítulos
(cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del Diario, 5 de
un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner define como
primera elaboración del Diario, 99 procedentes de hojas sueltas, que la
investigadora define como segunda elaboración del “Diario”.
JUICIO ESCLARECEDORMeyer Levin
Mayores sospechas
nos asaltan, lógicamente, al estudiar el pleito en que se enzarzaron el
conocido escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Ana
Frank. El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el “County Court
House” de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin
un fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una
indemnización de 50,000 dólares de la época por “fraude, violación de
contrato y uso ilícito de ideas”; el pleito, que se arregló privadamente
después de la sentencia por obvio mutuo interés, versaba sobre la
“dramatización escenográfica” y venta del “Diario”. El juez, así mismo
judío, era Samuel L. Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que
Otto Frank debía pagar a Meyer Levin “por su trabajo en el diario de
Ana Frank”.
(NOTA: Para
cualquier interesado, todo lo referente al caso Levin-Frank está
archivado en la Oficina del Condado de Nueva York (N. Y. County Clerk’s
Office) con el número 2241-1956 y también en el New York Supplement II,
Serie 170, y 5 II Serie 181).
Así pues, la
sentencia del juez — y juez judío — en el sentido de que el autor del
“Diario” es Meyer Levin y no la niña, existe. Lo que interesa hacer
notar es que de la lectura de la numerosa correspondencia privada de
Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de
las partes, surge la grave presunción “juris tantum” de que el “Diario”
“es substancialmente una falsificación”, y que el autor material de esa
falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin. Levin, en legítima
defensa de sus derechos de autor, además de demandar a Otto Frank por
varios millones de dólares por su labor de parafrasear el manuscrito
“para el fin que tenía que cumplir…”, pleiteó igualmente contra el
productor de cine Kiermit Bloombarden, pues en la película — del mismo
título que la obra — aparecen también escenas escritas por él y que no
estaban contenidas en el Diario original. Meyer Levin había sido
corresponsal en España durante la guerra civil de 1936 a 1939 y más
tarde enviado de la “Agencia Telegráfica Judía” durante los
enfrentamientos con los palestinos entre 1945 y 1946. La Enciclopedia
Judaica le reconoce como “el primer escritor en poner en escena el
Diario de Ana Frank (1952)” (Vol. 11, pág. 109).
UN BOLÍGRAFO PREMATURO
Pero no acaba
aquí todo, y nuestra duda se convierte en decepción cuando descubrimos,
como lo ha hecho el historiador británico David Irving tras su
investigación, que en el “Diario” de Ana Frank había tinta de bolígrafo.
Así lo determinaron unos expertos que acudieron expresamente a Suiza
para comprobar el manuscrito original en posesión de Otto Frank. Según
estos, parte de los diarios habían sido escritos con bolígrafo – algo
imposible al haber fallecido Ana Frank de tifus en 1945.
(Propaganda comercial en una revista argentina de 1945, promocionando la primera birome).
Tal vez el lapicito le cayó del cielo
( Lazlo Biro
inventor y periodista húngaro nacionalizado argentino, patentó el
bolígrafo–birome,nombre compuesto de los apellidos de Biro y su socio
Meyn– el 10 de junio de 1943 en Argentina. En seguida se comenzó a usar
en Buenos Aires. En plena guerra, el gobierno británico compró los
derechos de la patente de Biro para el esfuerzo bélico. La Real Fuerza
Aérea Británica necesitaba un nuevo tipo de pluma, que no goteara en los
aviones de combate a grandes alturas, como lo hacía la pluma fuente.
Poco después, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos hizo un pedido de
20,000 plumas. y cuya aparición en el mercado para venta masiva data con
posterioridad al término de la IIG.M)
Dos ciudadanos
alemanes, Edgar Geiss y Ernst Roemer, pusieron públicamente en duda, una
vez más, la autenticidad del famoso “Diario”. Ante ello el Tribunal del
Distrito de Hamburgo encargó a la Oficina Federal Criminal Alemana
(B.K.A.) un examen de los textos para determinar científicamente si la
escritura de éstos se había llevado a cabo durante los años 1941 a 1944,
basándose en los análisis del papel y la escritura del manuscrito
original. Este análisis químico-técnico fue llevado a cabo en abril de
1981, bajo la dirección del Doctor Werner. A pesar de su publicación, la
ley del silencio de los “mass-media” intentó dar la menor publicidad
posible a los resultados de los análisis. Sí lo hizo el New York Post
del 9 de octubre de 1980 mencionando el hecho. Según este análisis, las
correcciones, comentarios y añadidos en las hojas de parte del
manuscrito fueron hechas en tinta azul, negra, roja, a lápiz y en
BOLÍGRAFO de tinta negra, verde y azul. Como comentarios y texto
principal son de una misma mano, recordémoslo, el libro fue escrito por
alguien después de la guerra o cuando menos lo finalizó pasada la
contienda. El original consta de tres libretas encuadernadas y 324
páginas sueltas.
DIFERENCIAS EN LA ESCRITURAUn
calígrafo pudo comprobar, además, que todo había sido escrito por la
misma mano y que, por tanto, no podía ser la de Ana Frank. Se trata de
Minna Becker, perito calígrafo judía, quien afirmó ante el juez,
repetidamente, que toda la escritura del diario pertenece a una misma
mano. Para dilapidar este tema sólo ha hecho falta acceder a las cartas
auténticas que Ana Frank escribió de niña a unas amigas, publicadas en
los Estados Unidos; la letra de estas cartas sí tiene el aspecto normal
de una niña de 10 ó 12 años, lo que no es el caso del “manuscrito
original”, que nos revelan a un autor de mayor edad. Las cartas fueron
adquiridas por el “Instituto Simon Wiesenthal” y, siempre según David
Irving, sí son auténticas, no así el diario.
Bochaca confirma
asimismo, como han hecho posteriormente otros autores, refiriéndose a
Paul Rassinier, que la escritura que se afirma es la de Ana Frank,
reproducida en el libro Spur eines Kindes, de Ernst Schnabel, difiere
totalmente de la escritura de Ana Frank en el manuscrito original. El
Profesor Faurisson, de la Universidad de Lyon, cuya especialidad es la
crítica de textos y documentos, y que mantuvo varias conversaciones
personales con el padre de Ana Frank, insiste en este tema otorgándole
el peso suficiente para llevar al escepticismo sobre el “Diario” de Ana
Frank. Su primer trabajo sobre el caso fue publicado en francés en 1980.
Una traducción del mismo apareció en el verano de 1982 en el volumen
del “The Journal of Historical Review” con el título “Is the Diary of
Anne Frank Genuine?” (“¿Es el diario de An Frank genuino?” págs.
147-209). Entonces señalaba dos ejemplos de la letra manuscrita
atribuida a Ana Frank, ambos escritos cuando esta contaba
aproximadamente 13 años, pero extrañamente la primera (datada el 12 de
junio de 1942) parece mucho más madura y similar a la de un adulto que
la supuestamente escrita sólo cuatro meses más tarde (10/10/1942).
Respondiendo a
dicho escepticismo sobre la autenticidad del “Diario”, el “State
Institute for War Documentation de Amsterdam” (Rijksinstituut voor
Orloogsdocumentatie — RIOD), publicaba un libro en 1986 que incluía el
facsímil de una carta supuestamente escrita por Ana el 30 de julio de
1941. El descubrimiento en los EE.UU. de otros varios ejemplos de la
letra manuscrita fue anunciado en 1988. El mismo incluía dos cartas
fechadas el 27 y el 29 de abril de 1940 y una postal, escritas a alguien
en Danville (Iowa). Estas últimas, como las del 12/06/1942 y
10/10/1942, creaban un nuevo problema al “Instituto de Documentación de
Guerra de Amsterdam”, dado que la letra manuscrita que aparece en ellas
es completamente diferente que la escritura de adulto de la carta del 30
de julio de 1941, así como la mayor parte del manuscrito en cuestión.
Estos descubrimientos confirman la creencia del Profesor Robert
Faurisson de que la letra manuscrita de “adulto” atribuida a Ana es, en
realidad, muy parecida a la letra manuscrita de una de las personas que
oficialmente “ayudaron” a Otto Frank a preparar el “Diario” para su
publicación después de la guerra. Para Mª Paz López y su artículo en “La
Vanguardia”, estas diferencias de escritura son normales (!) en un
adolescente (ver las reproducciones adjuntas):
12.-El milagro inexplicado de los cambios de letra de Anna Frank, en dos documentos fechados el mismo año:
El famoso”diario” (izquierda) y una carta dirigida a una amiga (derecha).
Reproducción del artículo del “New York Post” del 9.10.1980 donde
se confirma que Anne Frank no pudo haber escrito con tinta de bolígrafo
su Diario, porque todavía ¡no había sido inventado el bolígrafo!
Reproducción del artículo del “New York Post” del 9.10.1980 donde
se confirma que Anne Frank no pudo haber escrito con tinta de bolígrafo
su Diario, porque todavía ¡no había sido inventado el bolígrafo!
Extraído de the
American Cardinal edition, 36th printing, 1963. Compare esto con el
cuadro 14, la edición británica, que se supone para ser exactamente
igual. Un estudio cercano demostrará que uno tiene la “k” de la “carta
franca” subrayada y no lo hace el otro. ¿Por qué es esto? ¿Quién trató
de forzar con el cursivo de Anne?
Extraído de la
edición británica: Pan Books, London, 32nd printing 1975- de impresión
que este mismo extracto aparece en la edición cardinal americana, según
lo demostrado en el cuadro 5. Pero note la línea que aparece aquí debajo
de “carta franca.” Esto no aparece en la edición americana. ¿Quién lo
quitó? ¿También, por qué esta del 12 entrada de de junio de de 1942 no
aparece en las ediciones impresas? ¿Quién la suprimieron y porqué?
Extraído de los
Británicos filtre la edición de los libros de 1975. No aparece en
nuestra edición cardinal americana de 1963. Es interesante en que
demuestra cómo Anne era afilado en plagiar otros trabajos.
Otro “ejemplo” de Anne handwritning; esta vez de Das Grosse Dudenlexikon, Mannheim. ¿Cómo compara con el otro “muestrea”?
Igualmente
soslaya, al tratar el tema del informe pericial encargado por el RIOD,
el tema de la escritura a bolígrafo, mencionando exclusivamente las
anotaciones a lápiz del padre. Podemos concluir pues, que no se trata de
un “Diario”, sino de una novela, basada en un manuscrito escrito
después de la guerra por Otto Frank o sus colaboradores, y redactado por
Meyer Levin, con algunos añadidos posteriores del holandés Albert
Cauven. El historiador alemán Udo Walendy es definitivo: “El Diario de
Ana Frank — durante años lectura recomendada tabú para escuelas y
público — es una falsificación”.
La portada de la
edición del 15 de septiembre de 1958 de Revista Life. Ésta se supone
parece ser otra muestra de la caligrafía de Anne. Compare con las las
demás imágenes.
Otro ejemplo del cursivo de Anne; esta vez de la edición alemana del diario. Compare con los otros estilos.
De Kindlers
Literatur Lexikon, Kindler Publishers, Zurich, 1965, volumen 1, página
64. Ésta se supone para ser una reproducción de la primera página del
diario original de Anne. ¿Si éste era el tamaño de la escritura de Anne,
es posible que un “poco diario (manuscrito)” podría contener la misma
cantidad de material que un libro impreso 237 páginas? También, mirada
en las correcciones y alteraciones en otro cursivo. ¿Cuyo es él? ¿Por
qué estas correcciones fueron hechas? (flechas del autor.) http://abbc.net/annefrank/figures.htm
Este “ejemplo
posterior” del cursivo de Anne se toma del librete oficial publicado por
edición franca de la fundación de Anne la 5ta (designada adjunto AFFA),
página 36. La edición impresa nunca termina con “Anne M. Frank” pero
con “la tuya, Anne.” ¿Quién la cambió?
ANA FRANK A LA FUERZAConviene
advertir aquí que para evitar dudas y desbancar las crecientes
sospechas sobre la autenticidad del libro, fue impuesto por las
autoridades alemanas actuales como “lectura obligatoria” en las escuelas
(¡increíble negocio para los propietarios de derechos — Fondo Ana Frank
— y editores!) y se llegó al extremo de adoptar medidas disciplinarias
(retiro de la “venia docendi”) contra maestros y profesores que osaran
manifestar sus dudas al respecto. El Profesor Stielau, de Hamburgo, fue
expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero hecho de haber osado poner
en duda la autenticidad del Diario. ¡Increíble!. Todavía en 1976, el
padre de Ana, Otto Frank, lleva a cabo acciones y denuncias contra Heinz
Roth, de Odenhausen, en un juicio tendente a prohibir publicaciones que
sostengan que el diario, tal como se publicó, no puede haber sido
escrito por una niña de 12 años.
¿QUIÉN LLORA POR ESTOS NIÑOS?
Cerramos esta
nota — que solamente ha ilustrado los principales detalles de esta
gigantesca mentira publicitaria — con las certeras palabras del
revisionista británico Richard Harwood, quien a propósito del Diario
dijo lo siguiente:
“Es justo
reconocer que las consideraciones que exponemos son hasta cierto punto
ociosas. En efecto, no importa demasiado que el Diario sea falso o
verdadero. Los eventuales sufrimientos de una niña judía de doce años no
son más significativos por el hecho de que haya escrito un diario, que
los sufrimientos tanto o más terribles de otros niños judíos; o que las
desgracias de los infinitamente más numerosos niños alemanes, italianos,
japoneses, polacos o de otras nacionalidades que han sufrido
horriblemente, despedazados o quemados vivos, mutilados o inválidos por
toda la vida a causa de los bombardeos aliados a ciudades abiertas;
abandonados en medio del caos por la muerte o desaparición de sus
padres; violados o corrompidos por la barbarie de las tropas enemigas.
¿PERO QUIEN SE
ACUERDA DE ESTOS HORRORES?, ¿QUIEN LLORA POR EL NIÑO ALEMÁN QUE CORRE
AULLANDO ENVUELTO POR EL FUEGO INEXTINGUIBLE DEL FÓSFORO LÍQUIDO?,
¿QUIÉN POR LA NIÑA ALEMANA VIOLADA HASTA LA MUERTE POR UNA SUCESIÓN DE
BESTIAS SOVIÉTICAS?, ¿O POR LOS NIÑOS JAPONESES DE HIROSHIMA Y
NAGASAKI?…”
“Porque de todos
estos innumerables casos horrendos nadie habla. No hay best-sellers, no
hay dramatizaciones, no hay 40 ediciones, no hay cine, ni teatro, ni
radio ni televisión. La falsedad del mito de Ana Frank va mucho más
allá, es muchísimo más profundo que la eventual falsificación del texto.
Reside en la unilateralidad y en la recurrencia infinita del tema. Una
especie de Bolero de Ravel de la propaganda, una perfecta aplicación
política del viejo tema de la niña inocente atrapada por la maldad, pero
que triunfa aún después de la muerte: Blancanieves perseguida por la
madrastra perversa, la débil doncella prisionera en el torreón medieval o
la inocente heroína que en los filmes del Far West el cow-boy bueno
salva en la cabalgata final. Y así, el mito de Ana Frank, por la fuerza
de su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en
símbolo de la inocente nación perseguida, sino más aún y contra todas
las reglas de la lógica, en prueba indiscutible de la maldad intrínseca,
irredimible, de los perseguidores…”
Colocado
entre las páginas 199 a 122, el 6 de octubre de 1980 se publicó cierto
asunto en el semanario ‘Der Spiegel’, una publicación de noticias
comparable al Time o al Newsweek, este asunto era de considerable
importancia: un análisis científico de un manuscrito que se ostentaba
como el original del diario de Ana Frank, una muchachita judía quien
falleció en un campo de concentración alemán durante la II Guerra
Mundial, ha revelado que tal manuscrito no pudo haber sido escrito antes
del año 1951, es decir, seis años después de la finalización de la
guerra. La importancia de la revelación de ‘Der Spiegel’ sobre este
fraude es doble. Primero,
la impresión de la nota en una publicación de circualción masiva
constituye una noticia excepcional ante el tratamiento de otras noticias
de similar importancia. Los medios de noticias alemanes, aunque no
están totalmente bajo el control del monopolio judío que ha infestado
los medios de comunicación en general, por lo común siguen una línea
pro-judía, herencia de los años inmediatos a la postguerra cuando la
ocupación aliada otorgaba licencias a aquellos alemanes que habían
probado su deslealtad hacia su patria en los años de guerra.
Consecuentemente la mayoría de las noticias tendían a disolver las dudas
en torno a los relatos judíos sobre las ‘cámaras de gas’ y lo
relacionado con el tiempo de la II Guerra Mundial, también se censuraba,
se minimizaba y se le daba un tratamiento bastante descortés. El
presente artículo, aunque acompañado de múltiples disculpas y
justificaciones, y de haberse retenido por unos seis meses para evitar
que saliera a la luz, no se imprimió sino hasta hace un año o dos.
Adicionalmente, la exposición de la falsificación es muy importante
debido a la total magnitud del fraude y al papel clave que Ana Frank ha
jugado para sostener todo el drama judío de la guerra. Lo
que se sabe como un hecho es que Otto Frank, comerciante judío
antiguamente asentado en Frankfurt, había sido arrestado en Tierras
Bajas e internado en el campo de concentración de Auschwitz durante la
guerra. Em 1946 comenzó a frecuentar a editores llevándoles lo que él
afirmaba ser el diario escrito por su hija durante el tiempo en que la
familia Frank estuvo escondida de la policía alemana en la Holanda
ocupada. Frank dijo posteriormente que su muchachita falleció en
Auschwitz. El diario, saturado de ensueños adolescentes conmovedores y
anécdotas caseras breves, era exactamente lo que los propagandistas del
Holocausto estaban buscando: una altamente efectiva pieza de artillería
sensiblera, cargada de simpatía por los pobres y perseguidos judíos,
tipificados por Ana Frank, y que generó odio en contra de los malvados
alemanes, quienes hubieron asesinado a seis millones de judíos. Otto
Frank lucró con este diario de una forma inusitada, no sólo encontro un
editor, sino que encontró gente ansiosa por llevar el relato a la
pantalla del cine, así como a representaciones teatrales también. Poco
después de la aparición del libro, el diario había sido traducido a
muchos idiomas y copiado por millones, por todo esto Fank recibió
regalías. Sólo la versión inglesa, bajo el título ‘Anne Frank: the Diary
of a Young Girl’, ha vendido más de 4 millones de copias a la fecha.
Una dramatización televisiva basada en el diario también se transmitió
en este país (Inglaterra), con su respectiva tanda de publicidad. Casi
desde el principio se denunció que este diario era un engaño, algunas de
estas denuncias se basaban en evidentes incongruencias entre las
diversas traducciones y ediciones del diario, en su formato de libro.
Era claro que el texto había sido altamente modificado para ayudar a que
se vendiese más en los diferentes mercados. Otros cambios se basaban en
inconsistencias internas y situaciones muy forzadas que apelaban a la
credulidad. Y cuando el diario fue adaptado para la versión
cinematográfica, Otto Frank fue demandado por el guionista de Nueva
York Meyer Levin, quien afirmaba que Frank se había apropiado de muchas
partes del guión que Levin había escrito sin obtener ninguna
remuneración por su trabajo. La corte ordenó a Frank pagar 50 mil
dólares a Levin. Se puede comprender fácilmente la razón por la que
algunos observadores comenzaron a preguntarse cuanto de lo que se
afirmaba era el contenido real del diario, en los diarios de Ana Frank
que circulaban en su edición escrita y en las películas que se exhibían,
¿habían sido realmente escritas por la pequeña judía llamada Ana
Frank?. Sin embargo, en Alemania no era adecuado especular sobre tales
asuntos en público, la línea de actuación que dictaba el gobierno decía
que Ana Frank era “palabra sagrada”, y cualquiera que sugiriese lo
contrario se arriesgaba a enfrentar cargos penales por “difamación de
las víctimas de la persecución nazi”, así como a sanciones civiles. El
mismo Otto Frank tenía la costumbre de llevar a detractores de Ana Frank
a las cortes alemanas, las cuales invariablemente fallaban a su favor,
esto en años recientes, se entiende. Cuando el finado y jubilado Ernst
Roemer comenzó a esparcir la acusación que Otto Frank había escrito por
su propia mano lo que el había hecho pasar como el diario de su
fallecida hija, Frank lo demandó. Como siempre, la corte mantuvo intacta
la autenticidad del diario. Expertos en manuscritos testificaron que
todo el diario, incluyendo las notas sueltas y las inserciones, habían
sido escritas por la misma persona, y que tal persona era Ana Frank.
Roemer apeló la decisión de la corte en su contra y fueron llamados
otros expertos en caligrafía, su conclusión fue la misma: todo en el
diario provenía de la misma persona, no había engaño. Roemer apeló de
nuevo, y esta vez la corte pidió los servicios de especialistas de la
‘Federal Criminal Office’ (Bundeskiminalamt, el equivalente al FBI), los
cuales llevaron al cabo un cuidadoso análisis del manuscrito original
del diario, con microscopio y luz ultravioleta, con el fin de confirmar
su autenticidad, y en particular, determinar a su autor. El reporte
técnico de los expertos fue dado a la corte en abril de 1980, y
representaba una bomba política: amplias porciones del supuesto “diario”
fueron escritas con pluma de punto rodante, ¡las cuales no fueron
fabricadas hasta después del año de 1951! No causaba menoscabo al
reporte previo, el cual, decía que todo el diario, incluyendo las partes
escritas con pluma de punto rodante, provenían de la misma persona, el
padre pudo haber dicho que sólo había “editado” el trabajo de su hija,
clarificando pasajes aquí y por allá, pero, la evidencia era inequívoca,
por ejemplo, la grafóloga Minna Bekker en un proceso legal anterior
dijo: “La grafía del diario es idéntica en sus tres volúmenes,
incluyendo todas las notas y adiciones pegadas sobre los pasajes, así
como los 338 pasajes de material suelto, incluyendo correcciones e
inserciones”… Otto pudo haber sido más cuidadoso al elegir sus
instrumentos de escritura, ahora es bastante claro que terminó dando un
acabado aceptable pero defectuoso al “original” del diario después de
haber encontrado a un editor en 1946 y que sólo fue un conjunto de notas
inacabadas sobre una idea que prometía un montón de ganancias con muy
poco esfuerzo, primero, el borrador para el editor y después las ventas
de libros comenzaron a prosperar, así como un manuscrito “original” para
mostrar a los incrédulos. Después que el ‘Federal Criminal Office’
proporcionó el reporte técnico a la corte, Otto Frank falleció
convenientemente, antes de que pudiera contestar a muchas interesantes
preguntas. Mientras tanto, el aparato mundial de propaganda judía ha
continuado la promoción del mito de Ana Frank, como si nada hubiese
pasado. ‘Der Spiegel’ parece ser el único medio masivo de noticias que
ha expuesto el fraude hasta el momento.
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