Ser padres no es una tarea fácil, pero si es una tarea que asumimos y
por la cual debemos sentirnos totalmente responsables. Lo más
importante de entender es que el amor verdadero hacia un hijo no es
hacer todo lo que él quiera para que no llore o para que “sea feliz”, es
todo lo contrario, enseñarle a tomar decisiones acertadas gracias a
nuestro ejemplo a la hora de criarlos. De nuevo, ser padre no es fácil,
y a veces es increíblemente difícil ser fuerte y sentar límites y
reglas.
Los hijos aprenden desde la cuna. Y sin importar su condición, sus
capacidades o limitaciones, nuestro comportamiento y actitud ante sus
vidas es la que les da una clara idea de lo que esperamos de ellos y de
lo que serán capaces de conseguir.
El padre responsable se educa, no se trata de maestrías
universitarias ni grados superiores, sin del deseo de crecer junto a tu
hijo y sentir en el corazón esa necesidad de darle una nueva historia,
quizás la misma que tu no tuviste como hijo.
No hay padre perfecto ni persona perfecta en este mundo. Todos
cometemos errores, todos tenemos hábitos equivocados que consideramos
correctos ya que hemos crecido con ellos, y también todos tenemos
actitudes de auto-protección que son difíciles de entenderse por los
demás. Es por eso que la tan repetida frase que dice que “Amar es
aceptar” se aplica a todas las situaciones de la vida, y principalmente
la vivimos en toda su expresión cuando nos convertimos en padres, ya que
sin importar el esfuerzo que invertimos en la tarea de criar a nuestros
hijos, siempre cometeremos errores y nuestros hijos necesitarán cometer
los propios para aprender a vivir.
Como sea hay algo que se llevan con ellos el mismo minuto que salen a
la vida, y son los principios, la fe en si mismos y la elección de ver
el mundo con esperanza o desamor.
Todo eso lo aprenden en casa.
Cuando tu hijo es un bebé o un niño pequeño, todavía no tiene la
capacidad de aprender reglas habladas, aprende de sus vivencias. Algo
que todo los padres deberían entender es que los niños no toman
decisiones de ningún tipo, sino que se adaptan a las reacciones que
reciben como respuestas a sus actos.
Las quejas comunes de los padres son:
- No quiere dejar el biberón o el chupón. Ya no se
qué hacer! Si relees la frase nunca te imaginarías que estamos hablando
de un niño, cierto? La respuesta es mucho más sencilla de lo que parece,
si le quitas el biberón o el chupón, llorará un par de días, se sentirá
triste o molesto porque no entenderá porqué le has quitado lo que tanto
disfruta; pero por otro lado le evitarás problemas reales como
infecciones respirtarias, problemas en los dientes, dependencia de algo
que ya no es adecuado a su edad y que si sigue utilizando limitará su
desarrollo. Lo más fácil es seguir haciéndolo, lo difícil es romper el
ciclo, pero lo más fácil no es lo correcto.
- Come muchos dulces, sólo quiere cereal de chocolate el día entero, ya no se que hacer! Si
tu hijo es un niño saludable sin problemas de salud o hipersensibilidad
oral, lo único que tienes que hacer es no comprar cereal de chocolate.
Lo má probable es que coma lo que le sirvas una vez sienta que no tiene
más opciones. Si es cierto, estará enojado, se tirará al piso, llorará
por unos días, pero terminará cediendo. El hábito a los dulces es algo
que nosotros creamos, los niños no hacen el mercado ni conocen todavía
los placeres negados de la vida. No es fácil renunciar a los malos
hábitos cuando se tiene un hijo, lo difícil es reconocer que debemos
hacer ajustes por su bien , pero lo más fácil no es lo correcto.
- Es maleducado, hace escándalos en todas partes, no tenemos
una vida normal porque grita tanto que terminamos haciendo lo que él
quiere. De nuevo, si tu hijo es un niño típico e incluso si tu
hijo no lo es, quizás te tome más tiempo hacerlo entender los límites,
pero definitivamente nadie más puede hacerlo por tí. Yo en lo personal
he vivido la experiencia de que a veces la educación no tiene receta y
toma más tiempo de lo que esperamos que nuestros hijos entiendan que su
actitud no produce un efecto en nuestras decisiones; pero si se puede y
no es fácil, no es fácil dejar a un niño llorar por más de media hora.
No es fácil ponerlo en su domitorio y lograr que se calme y entienda que
no saldrá de ahí hasta que esté listo para tener una nueva actitud. A
veces uno siente que es mejor quedarse en casa con tal de ahorrarse el
estrés, pero lo fácil no es lo correcto, y aunque cueste, las reglas
claras y los límites son lo único que da como resultado un buen
comportamiento. No hay hijo perfecto, ni padre perfecto. A veces
quebrarás las reglas porque estás cansado, a veces ellos lo harán
también, y está bien. Esto es la vida y hay que enfocarse en lo positivo
porque es lo único que nos mantiene avanzando.
DESDE PEQUEÑO ENSÉÑALE A TU HIJO QUE LOS PREMIOS EN LA VIDA SE GANAN CON ESFUERZO! Es el mejor regalo que le estarás dando!
Ser padres es la empresa más compleja de la vida. Y lo peor es que no
podemos renunciar a ella porque está en juego la vida de nuestros
hijos. Así que en los momentos difíciles (que todos tenemos), date un
respiro y cuando estés listo, vuelve a empezar!
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